A diferencia de los procesadores, las FPGA son implementaciones verdaderamente paralelas, por lo que no es necesario que las diferentes operaciones de procesamiento compitan por los mismos recursos. A cada tarea de procesamiento independiente se le asigna una parte dedicada del chip que puede funcionar de forma autónoma sin la influencia de otros bloques lógicos. Por lo tanto, el rendimiento de otras aplicaciones no se ve afectado cuando se agregan más tareas de procesamiento.